domingo, 10 de agosto de 2008




Esta es la t�pica pel�cula que las mujeres adoran ver una y otra vez, y a la que los hombres le escapan. Historia de un amor como no hubo otro igual, que no difiere demasiado de cualquier telenovela que se pueda ver en la pantalla chica, o sea: bella chica de buena posici�n encandilada por bello chico de clase trabajadora que dejan fluir la pasi�n, pero que encontrar�n en la familia (de ella, off course) la m�s f�rrea oposici�n. Una guerra que oficiar� de separador circunstancial, unas cartas que jam�s llegar�n a destino y la aparici�n de un tercero que s� re�ne las condiciones maritales, sellar�n el futuro de un amor imposible... o no? Con lo antedicho las esperanzas no son muchas, pero sin embargo la operaci�n funciona. El melodrama jugado hasta las �ltimas consecuencias y todos los t�picos del g�nero sumados a la infinidad de lugares comunes que acumula la pel�cula hacen un todo que, por m�s que Ud. no lo crea, fluye.
Nick Cassavetes, hijo del desaparecido y celebre actor y director John Cassavetes, no parece haber heredado ni un �pice del estilo asc�tico y sombr�o de su progenitor, pero s� su amor por el cine. Se adivina un respeto y un profesionalismo a la hora de abordar un g�nero generalmente menoscabado por la cr�tica y tratar de por lo menos entregar un producto digno; tarea en este caso lograda con creces. Lo que despega a Diario de una pasi�n de otras pel�culas rom�nticas fallidas es un relato estructurado en dos historias paralelas �ambas de sumo inter�s- que finalmente se unen en un punto, y aunque su desarrollo sea por dem�s previsible, extra�amente no pierde su efecto.
El otro aporte fundamental est� dado por los actores, que en este caso suman y c�mo... Rachel McAdams (Chicas pesadas) asume su primer compromiso serio como protagonista y, adem�s de ser muy bella, est� a la altura de las circunstancias. Ryan Gosling no tiene el tipo adecuado para su papel pero se lo nota esforzado y digno. Del lado de los veteranos James Garner emociona como pocos con ese hombre enamorado hasta los huesos y la gran Gena Rowlands, pese a los kilos de col�geno que pululan por su rostro, todav�a transmite su talento de actriz de raza.
Digno exponente del cl�sico romanticismo y especialmente recomendable para quienes disfruten con el pa�uelo en la mano.

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